Redacción: Mauricio Ubillús.

Él es un hombre de 22 años con dos pasiones que marcan su vida: la comunicación audiovisual y la actuación. Ambas, sobre todo la segunda, le han dado esa dosis de felicidad que una persona necesita para seguir adelante a pesar de las adversidades. Daniel Tapia, o ‘Dani’ para sus amigos, es un ejemplo de lucha que consiguió sus aspiraciones a base de esfuerzo y sacrificio.

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Piurano de nacimiento, Daniel vivió una niñez muy complicada junto a su abuelo materno, quien fue su imagen paterna a falta de un papá, y su madre. El no convivir con su padre fue motivo de bullying por sus compañeros, hecho que lo llevó a una depresión que tiene hasta ahora.

 

Gracias a las enseñanzas de su abuelo, y a su curiosidad, aprendió muchas cosas que le ayudaron a ser culto. Pero una de ellas marcó un antes y un después en su vida, la actuación; porque lo ayudó a enfrentarse a los problemas desde los nueve años.

 

Terminando la primaria, y por una oportunidad laboral que le dieron a su mamá, Daniel vino a Lima a la edad de 12 años. Aquí, fue donde desarrolló más su carrera actoral y musical, ya que tuvo un banda de rock/pop por dos años. Sin embargo, en la capital también sufrió para llegar a ser lo que es ahora. Antes de terminar el colegio comenzó a sufrir de insomnio, un trastorno que lo contrajo por na depresión personal.

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Una persona muy conversadora, halló en la carrera de Ciencias de la Comunicación, especialmente en lo audiovisual, un trampolín para su futuro como actor. “Ciencias de la Comunicación es un criadero de artistas frustrados. Todo artista es un comunicador. El arte comunica un mensaje. En lo audiovisual pude encontrar el complemento para la actuación”, menciona Daniel.

 

Ya está a punto de terminar sus estudios universitarios en la Universidad San Martín, a la que considera que le ayudó mucho en su pasión ya que acá las oportunidades no le faltaron, sobre todo en el teatro. Es por eso que está en el elenco teatral desde el 2014, y donde ha ganado muchos premios.

 

Ahora, su vida transcurre entre la universidad y la actuación, cosa que lo ha hecho tener poco descanso, y eso se nota en sus ojos. Sin embargo, él sabe que todo este sacrificio se acabará cuando se gradúe y comience a ejercer la actuación como su carrera principal, porque sabe que las comunicaciones son un trampolín para su éxito.

 

Aficionado a los juegos de estrategia y apasionado por lo que hace, Daniel Tapia es un ejemplo de sacrificio y superación, ya que lejos de su querida Piura, ha sabido hacerse de un nombre en la actuación universitaria. Pero eso no es todo porque seguirá buscando llegar más lejos.

 

No importa si es en el teatro, cine o televisión, pero una cosa es segura: en el futuro se escuchará su nombre y será reconocido por todo lo que paso para lograr ser su sueño mayor, un buen actor que sea valorado por su gran trabajo.

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